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Carla Herrera Guerrero demandó al Club Campestre de Chihuahua en octubre pasado, luego de que los directivos de dicho centro le negaron la inscripción a su esposa Liliana Victoria Aún Caraveo al considerar que el matrimonio entre ambas mujeres es «inmoral y un mal ejemplo.» En ese caso, la única salida que le dieron es que la inscribiera como su sirvienta para permitirle el acceso. En marzo de 2012 la empresaria intentó de nueva cuenta inscribir a su pareja, pero el Club se negó a hacerlo otra vez. Carla Herrera presentó una denuncia ante la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), y el 30 de julio siguiente la institución resolvió a favor del matrimonio, pero aunque el club aceptó a Liliana revocó la membresía de Carla.
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