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Durante años John Paulk fue presidente de Exodus, movimiento ex-gay (personas homosexuales que tras ser captadas por grupos religiosos se autoconvencen de haberse «curado» de su homosexualidad y emprenden vidas formalmente heterosexuales) Y recientemente ha admitido que nunca ha dejado de ser gay, que las terapias «reparadoras» que durante años ha promocionado son no solo inútiles sino dañinas y ha pedido disculpas por el daño causado.
John Paulk, que sigue siendo un devoto creyente, afirma además que ahora ve a las personas LGTB como lo que son, «hijos amados de Dios.» y pide perdón auienes hizo sentir que Dios no los amaba, se avergonzaba de ellos o los despreciaba.
El actual presidente de Exodus, Alan Chambers admitió el verano pasado públicamente que aunque no aprueba las relaciones homosexuales, no es posible cambiar la orientación mediante terapia y que él, aunque casado con una mujer y teniendo dos hijos adoptivos, sigue sintiendo atracción por otros hombres.
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